Erase una vez un chico, un chico embrujado y muy extraño. Dicen que había llegado de muy lejos, de muy, muy lejos, por tierra y por mar. Algo tímido y de expresión triste, pero muy sabio, eso sí.
Un buen día, un mágico día, se cruzó en mi camino. Y mientras hablábamos de muchas cosas, de reyes y bufones, me dijo esto: LO MÁS GRANDE QUE TE PUEDE SUCEDER ES QUE AMES Y SEAS CORRESPONDIDO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario