Something stupid.

Me despierto. El agua cristalina deja ver a la perfección los peces, crecen y sonríen las flores de colores y el sol está hoy radiante.

¡Buenos días señora Ardilla! ¿encontró por fin su avellana?

¡Vaya señor Manzano! me sentiría realmente mal si le arrebatara una de sus jugosas manzanas rojas. De acuerdo, de acuerdo, pero solo una.

¡Ajaaa! Aquí te encuentras pequeño Cervatillo, ¿te apetece un poco de fruta? toma toda la que quieras. ¿No lo habrás visto por aquí no? ¿Sí? ¿En la laguna?

Allí estás tú, en la laguna, en el paraíso. Y justo cuando voy a tocarte. ¿Qué es eso? ¿Qué suena? Es el sonido de la realidad, que me llama para regresar, otra vez, al mundo de la verdad.

Identifícate.

No sé muy bien quién soy en realidad, ni antes ni menos aún ahora. Pero sé muy bien quién quiero ser. El caso es que, en el mundo, a nadie le interesa saber quién soy, sino más bien quién no soy. Es mucho más fácil clasificarme y encasillarme de ese modo. No sé bajo que epígrafe me han encasillado, pero estoy dispuesta a hacer que eso cambie. Estoy dispuesta a ver el mundo a través de otros ojos. De todos, salvo los míos.

La vida nos transforma y nos transforma el amor.

Cuando nos transformamos, no dejamos de hacerlo nunca. No completamente, pero nos adaptamos más o menos a nuestra nueva forma o a nuestros nuevos sentimientos. Lo más difícil en este proceso natural es dejarse llevar y permitir que ocurra. Hay un momento y un lugar para cada cosa. Un momento en la vida para ser alguien, y luego una vez pasado, una oportunidad para transformarse en alguien más. Y, si tenemos suerte, hay también un momento para amar a una persona y, como es de esperar en todo momento, transformarse en una persona amada.

Pequeña aclaración.

Tú, mi vida.

Dieciocho minutos.

Hay días en los que la nostalgia ahoga las penas, para después estas ser ahogadas por el desconsuelo, en los que me abrumo y me abruma la manera en la que miras. En los que mi corazón deplora, mi garganta se vuelve plomo y mis párpados líquidos. Y la mordacidad de la vida me oprime, me domina cuando apareces. Exiguos son los momentos en que esto pasa, efímeros e impredecibles. Pero me haces feliz. Solo tú conoces la forma de alegrar cualquier clase de día. Mas las dudas, dilemas, enigmas, disgustos, contratiempos e incertidumbres que ocasionas hacen este sentimiento fugaz. Dieciocho minutos. Tras este tiempo la pasajera alegría vuelve a desaparecer. Es el tiempo justo que tarda mi cerebro en darse cuenta que no te tengo, y en borrarse la sonrisa de mi rostro. Vuelve la apariencia triste y la vida monótona. Dieciocho minutos tardo en darme cuenta que aún te quiero.

No importa el tiempo que tarde en reaccionar mi corazón, MI TIEMPO ES TUYO.

Deseo.

Queridos Reyes Magos:

Sé que hace mucho que no os escribo, y no es que haya perdido la fe, o a lo mejor un poco, es solo que ya no siento lo mismo que antes.

Quizás fue el paso del tiempo, el fin de la niñez y el final de la adolescencia. Quizás fue el amor y el comienzo de los sentimientos fuertes lo que me hizo alejarme de todas esas cosas que para mi eran infantiles en ese momento. Y, claro, ahora os preguntareis por qué vuelvo, por qué regresar. La respuesta es sencilla, incluso estúpida, quiero volver a ser una niña.

Es esa angustia de pensar que hace años soñabas con crecer, sin ser consciente de que soñabas con sufrir y verme enfrentada a obligaciones, en ocasiones tan duras, a quehaceres y, por supuesto, verme enfrentada a sentimientos que nunca antes había sentido y ahora llegan con una fuerza desmesurada. La angustia de ver como ha pasado el tiempo a mi alrededor y yo siguo viviendo en años lejanos, de recordar a esa niña que jugaba con la tierra, recortaba trajes a sus muñecas de cartón, hacía figuritas con la masa de la pizza, se llenaba los dedos de pegamento...

Resumiendo, como me he portado bien, solo pido volver a ser feliz, sin importar las circunstancias ni el qué dirán, reír día a día y querer sin miedo a sentirme rechazada. DESEO VOLVER A SER UNA NIÑA.

 Y   M E   T R A J E R O N   A   T I  .