4 de diciembre de 2010

La ciudad de los sueños.

Extendí las manos, miré el cielo, ahora oscuro, y giré sobre mi misma. Tantas veces como me fue posible. Algunos pequeños copos de nieve atravesaron mi sonrisa haciéndome sentir el frío del momento. Las luces dieron vueltas y vueltas mientras contemplaba ese baile de sentidos. Sin dejar de girar mi cuerpo pude observar cosas que nunca antes había percibido. ¿Eran esos todos los sentimientos de los que la gente hablaba? Y tras una última carcajada de felicidad dejé descansar mi equilibrio observando un copo, al que ahora veía doble, caer hasta posarse en mis manos, cubiertas por guantes, y lo encerré. Cerré mis manos y sonriendo prometí cumplir mis sueños, porque habían comenzado a cumplirse allí, donde nevaba, en LA CUIDAD DE LOS SUEÑOS.






Bienvenida Navidad, recibida eres en la cuidad de los sueños, te entrego para la agonía del año mis últimas esperanzas de revivirlo, y te entrego, con todo mi corazón, mis sueños y deseos.

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