26 de abril de 2011

Dublín, Agosto de 1927
Queridísima Carolina:
Desde que llegué no he parado ni un solo día de pensar en ti. Porque conforme el tren se iba alejando de aquella estación de Barcelona, también lo hacía mi vida. Mi alma se quedó contigo un 14 de marzo de 1927 a las 12:06, y cuando el suelo comenzó a vibrar, la cabeza a darme vuelta, a clavarse en mi sien el olor a carbón, entonces me di cuenta de que había muerto. Por eso paré mi reloj de bolsillo, aquel que tú me regalaste y que era de tu padre, para que cada vez que mirase la hora te viera a ti, de pie, en la estación, y pensara que aún estoy contigo, que aún no me he ido. 
Alemania es bonita, sus calles empedradas son hermosas, y es curioso, el resto de la ciudad debe de ser bonita también, pero aún no me he atrevido a levantar la vista del suelo porque, precisamente, no quiero estrellarme contra él al descubrir que no estaba en la misma ciudad que tú.
Oye, Carolina... nada de esto ha sido un impedimento para que mi mente deje de pensar en ti... Te quiero.

 Firmado,                     
 Alejandro.     


    

2 comentarios:

  1. Precioso también, para variar :)

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  2. wow...qué bonito.
    Espero que se la haya mandado y que no la haya tirado a la basura >.<

    :*

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