1 de abril de 2011

Miénteme mientras yo me maquillo.

Esa era su rutina; sentir el rojo carmín rasgando su garganta, llenar sus pulmones de humo y acabar desprendiéndose de sus medias de liga. Sólo hacía falta una mirada seductora y recordarse a sí misma que ella reinaba las noches, sus noches.
Se levantó del colchón, aún era temprano. ¿Dónde habría acabado aquella noche? Realmente eso era lo que menos importaba, lo que no quería ahora era volver a la soledad de su hogar. Recogió sus cosas, retocó su maquillaje, observó como dormía placenteramente su última presa y se fue.
El cigarrillo se consumía como lo hacía su vida. "No" pensó, "ojalá lo hiciera así de rápido, mientras tanto seguiré brindando con mi copa de Brandy, destrozando sofisticadas lencerías de Nina Ricci y viviendo, sobretodo viviendo" Sonrió y se marchó, pero no a su hogar, no, en busca de un poco de Vodka barato.


"Los hombres se enamoran de lo que ven y las mujeres de
lo que escuchan, por eso las mujeres se maquillan y los
hombres mienten" (Oscar Wilde)

1 comentario: